Según
la mitología griega,
Perseo
fue
quien enfrentó al Kraken utilizando como arma la
cabeza de Medusa para
salvar a la diosa Andrómeda
y
posteriormente casarse con ella.
Perseo
se
encontraba recorriendo el cielo de Etiopía
con
rumbo a ver a su rey Polidectes justo cuando escuchó unos
desgarradores gritos de auxilio sin saber de donde provenían.
Desconcertado,
Perseo
alcanzó
a ver a una mujer encadenada a unas rocas cerca del estruendoso mar;
era
la diosa Andrómeda,
hija
de Casiopeia y el rey de Etiopía.
Al
encontrarse frente a ella, Perseo
le
preguntó que por qué se hallaba atrapada y a qué le temía; a lo
que ella le explica que había sido ofrecida como sacrificio para
calmar al dios Poseidón,
quien se encontraba furioso con Casiopeia
y
había desatado una gran destrucción sobre el
reino de Etiopía.
Lentamente,
el Kraken empezó a surgir del océano fijando su mirada en la
damisela encadenada; y, sin pensarlo dos veces, Perseo
alzó
la cabeza de Medusa
frente
al Kraken convirtiéndolo parcialmente en piedra, para así
finalizarlo con un ataque de su espada directo al corazón.
El origen del Kraken se remonta a finales del siglo XIII en el escrito de la saga Örvar-Oddr o «Punta de Flecha», donde se habla acerca de dos monstruos marinos que habitan las costas de Noruega y Groenlandia: Hafgufa y Lyngbakr. Se creía que el Hafgufa hacía referencia al Kraken, ya que se referían a él como el “mayor monstruo del mar”.
Otro autor y científico anónimo redactó una corta investigación en la que hablaba sobre el comportamiento y las características de estos dos seres submarinos, después de haber hecho un viaje hacia Groenlandia y reunir la información allí. En la investigación se habló sobre la reproducción de ambos animales, los cuales son “incapaces de reproducirse debido a su largo periodo de existencia”
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