MINOTAURO


El rey Minos estableció una rutina de alimentación al Minotauro que consistía en ofrecer siete jóvenes atenienses y siete doncellas cada siete años que serían devorados por esta criatura.

Cuando se acercaba el tercer sacrificio, Teseo se ofreció voluntario para asesinar al Minotauro. Prometió a su padre, Egeo, que cuando volviese de su viaje izaría una vela blanca en su barco y que, si moría, haría que su tripulación izase velas negras. 
En la isla de Creta, la hija de Minos, Ariadna, se enamoró perdidamente de Teseo y le ayudó a recorrer el laberinto.


Para que no se perdiera, Ariadna le dio un ovillo de lana para que él pudiera seguir el camino de vuelta habiéndolo atado a la entrada del laberinto previamente. Teseo consiguió matar al Minotauro con la espada de Egeo y llevó a los demás atenienses que le acompañaban fuera del laberinto.

Entre el júbilo de semejante victoria, Teseo y su tripulación olvidaron poner las velas blancas en sus barcos que indicarían a su padre que vuelve victorioso de semejante viaje. Fue entonces cuando Egeo, quien diariamente se asomaba a lo alto del cabo de Sunión para ver si su hijo regresaba, vio que los barcos tenían velas negras. Asumiendo que su hijo había muerto, se suicidó despeñándose desde dicho cabo cayendo al mar que hoy en día lleva su nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario